A raíz de las fuertes tormentas del lunes y martes pasados con las consecuencias conocidas, ha vuelto a resurgir en las redes el debate sobre si el fenómeno causante de ellas era una gota fría o una dana. O, más bien: con cuál de esos nombres debería denominarse. Como es una cuestión que creo conocer bastante de cerca, me parece oportuno dar en principio alguna información y luego expresar mi opinión.
La denominación "gota fría" nace entre los meteorólogos españoles -tal como describe este artículo de la Revista del Aficionado a la Meteorología (RAM)- a principios de los cincuenta como la "traducción" más adecuada al castellano de la anglosajona "cut off low". Se denominaba así a una estructura típica de la troposfera media y superior que se generaba a partir del "estrangulamiento" de un meandro del chorro -sobre todo polar-, que quedaba relativamente aislada de la circulación de la que había nacido, y que aparecía en los mapas de esos niveles como una estructura más o menos redondeada y más fría que el aire que la circundaba. Esas fueron las razones por las que se la denominó como "gota fría", si bien lo que realmente es desde un punto de vista técnico es una borrasca en las capas medias y altas de la atmósfera sin reflejo -o muy poco- en superficie.
Estas borrascas pueden tener un comportamiento muy variable respecto al tipo de tiempo que originan. Normalmente en su centro pueden desarrollarse algunas nubes convectivas, o incluso alguna tormentas no demasiado importantes, a consecuencia de la inestabilidad que suele provocar ese aire relativamente frío de su núcleo. Sin embargo, su mayor actividad suele presentarse en su zona delantera debido a las características de la corriente de aire que circula alrededor de esa borrasca y que ella organiza como un gran engranaje. Esas características, en las que no es el momento de entrar, pueden producir grandes ascensos, grandes "succiones" del aire de capas bajas, lo que provoca abundante nubosidad e incluso lluvias. Si ese aire que asciende es relativamente cálido y húmedo se crean grandes nubes tormentosas capaces de descargar importantes cantidades de lluvia o granizo en tiempos muy cortos. Si, además, como ocurre frecuentemente en el Mediterráneo, el suministro de ese tipo de aire se mantiene a través de una borrasca de superficie y/o la borrasca se mantiene estacionaria, las lluvias pueden ser además muy duraderas y concentradas, con inundaciones muy importantes. Lo que en cualquier caso interesa resaltar es que, no es tanto el aire frío del núcleo de la borrasca y sus nubes asociadas lo que puede crear problemas graves, sino las singularidades de la circulación del flujo de aire que la rodea en su parte delantera.
En España el término "gota fría" que, como apuntaba más arriba, los meteorólogos españoles habían acuñado para este tipo de borrascas, fue popularizado por Mariano Medina en sus apariciones televisivas durante tantos y tantos años con audiencias inimaginables de veinte millones de personas. Mariano Medina, con el que tuve el honor y la suerte de trabajar, era un gran científico y un gran divulgador,- algo que no suele darse con frecuencia- y empleaba el término "gota fría" muy correctamente. El problema se originó cuando el público acabó uniendo ese término con las situaciones de lluvias intensas mediterráneas -quedando prácticamente como sinónimo de estas- dado que eran las ocasiones en las que, lógicamente, con más frecuencia Medina utilizaba ese término.
Fue ya en la segunda mitad de los años ochenta cuando en el antiguo Instituto Nacional de Meteorología (INM), nos dimos cuenta de la confusión que el término planteaba ya que "gota fría" se identificaba directamente y cada vez más con fuertes lluvias, una apreciación equívoca ya que pueden aparecer grandes lluvias sin "gota" y puede haber ocasiones en que haya "gota" y no las provoque. Decidimos entonces sustituir en nuestros trabajos técnicos el termino "gota fría" por el de DANA (Depresión Aislada de Niveles Altos) que, como he descrito mas arriba, es de lo que realmente se trata: una borrasca en las capas medias y altas de la troposfera.
Nunca pensamos que ese termino fuera a tener mucho recorrido, pero la amplia divulgación de los estudios que realizábamos, la búsqueda de titulares en la prensa, la fuerza de las redes sociales y el gran número de aficionados a la meteorología cada vez con mejores y mayores conocimientos, hizo que el termino se extendiera apreciablemente por la sociedad y también a que, a veces, se utilizara de una forma incorrecta o claramente equivocada. De ahí surgió el debate -que todavía continúa- entre los que ven la "nueva" denominación como un capricho o ganas de enredar o confundir y los que piensan que es un término mucho más adecuado que el de "gota fría".
A mi juicio el problema se origina al mezclar niveles distintos: técnico, divulgativo e informativo. Es algo que ocurre con frecuencia también en otros campos como resultado de la gran actividad de medios de comunicación y redes sociales. Mi opinión es que en el plano técnico debe mantenerse la denominación "DANA" -o "dana"- ya que describe adecuadamente el fenómeno en cuestión. Sin embargo en los avisos para el público pienso que debe evitarse cualquier tecnicismo y referirse a lo que todo el mundo entiende, en este caso sería por ejemplo "tormentas fuertes acompañadas de precipitaciones localmente muy intensas de lluvia y granizo"; no hay necesidad de meter otras informaciones que no se van en general a entender bien y que, sacadas de contexto, sólo dan lugar a titulares espectaculares o erróneos. Por su parte, los medios de comunicación deberían tratar de huir de titulares espectaculares que pueden originar un mal servicio público. Y por lo que respecta a las redes sociales, seguirán seguramente los debates cada vez que haya un fenómeno de este tipo, y está bien porque si se respetan unas mínimas normas, siempre se aprenden cosas.
En cualquier caso, más allá de si son "galgos o podencos", hay dos cuestiones verdaderamente relevantes en este tema: La primera es desde el punto de vista técnico, intentar afinar cada vez más con modelos de muy alta resolución y con una vigilancia reforzada, la ubicación y evolución de esa zona productora de grandes ascensos en la parte delantera de la dana, que es dónde va a generar mayores problemas. Y la segunda en la que siempre insisto: la necesaria revisión o incluso renovación del sistema de avisos para que, entre otras cosas, ante fenómenos potencialmente adversos se difunda con continuidad y con una utilización intensiva de los móviles la información que me parece realmente relevante: Qué puede pasar (vientos, lluvias temperaturas....), cómo me puede afectar y qué podría hacer ante ello, y todo en un único mensaje refrescado muy frecuentemente.
NOTA: Una amplia e interesante información sobre las "danas" desde múltiples enfoques ha sido publicada por mi compañero Paco Martín en distintos artículos de la revista RAM. Paco es probablemente la persona que mejor conoce en España las "danas" y sus escritos son basicos para quienes quieran profundizar en ellas. Aparte de sus artículos en la RAM, este trabajo suyo publicado hace ya bastantes años, es desde mi punto de vista una referencia fundamental.
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