Transcurre el mes de agosto sin que ningún huracán aparezca sobre el Atlántico. Si bien el mes de mayor actividad suele ser septiembre, sí es bastante normal que en agosto aparezcan ya algunos de ellos o, al menos, algunas tormentas tropicales.
Es obvio que si no aparecen es que no se están dando las condiciones apropiadas para ello. Se ha comentado que existe o ha existido cizalladura sobre las zonas de formación, y también que la presencia de polvo sahariano inhibe bastante la necesaria convección en la zona. Sin negar todo ello, mi opinión -solo es una opinión- es que la atmósfera del hemisferio norte perdió en parte sus características climatológicas de agosto a raíz de la tremenda intrusión cálida hacia altas latitudes de finales de julio. Ello dio lugar a su vez a un descenso en bloque hacia el sur de la circulación del chorro polar en el área atlántica que, de algún modo, todavía contínua. Y, a su vez, -es también sólo una hipótesis- ello puede haber influido en la actividad y estructura de las circulaciones tropicales y subtropicales. En este contexto, se me ocurre pensar si uno de los precursores básicos de los ciclones tropicales como son las ondas del este están siguiendo, o no, sus pautas climatológicas. Cabe señalar también la casi ausencia de danas en el Atlántico en cuyo núcleo también aparecen a veces algunas estructuras que pueden dar lugar a circulaciones ciclónicas, si bien eso es algo que suele ocurrir más avanzada la estación.
Es posible por tanto que hasta que no se produzca una reestructuración significativa de la circulación en el hemisferio norte y la atmósfera tropical recobre su actividad normal las circulaciones ciclónicas tropicales significativas no van a ser muy frecuentes. En algunos círculos se ha comentado que la fase neutra en la que ha entrado el ENSO podría provocar cambios y favorecer su aparición, supongo que por disminución de cizalladura. Quedamos a la espera.
Para finalizar creo que es interesante recalcar -porque ya han surgido en las redes algunos comentarios al respecto- que así como con muchos de los fenómenos de olas de calor e incluso algunos tipos de lluvias intensas existe un amplio consenso científico en su relación con el calentamiento global, también existe consenso en que no es fácil conocer cómo van evolucionar los huracanes. Supongo que ello es debido en buena medida a una cierta incertidumbre sobre la evolución de las circulaciones subtropicales y su correspondiente cizalladura asociada. Hay una cierta tendencia a pensar que puede haber menos huracanes pero ser más intensos pero no existe aún un consenso claro sobre ello.
Para ver como se presenta la temporada de huracanes en el Atlántico, en teoría se tiene que dirigir la mirada al Pacifico Central, pues según la fase ENSO que tengamos, NIÑO – NIÑA afectarán a las temperaturas de ambas cuencas oceánicas (Pacifica – Atlántica), ya que estos fenómenos también cambian la circulación atmosférica a gran escala de manera que repercute en el Atlántico también.
ResponderEliminarCon NIÑO las masas de aire en el Atlántico occidental experimenta un mayor hundimiento general, que suprime el desarrollo de las nubes, además el NIÑO también aumenta los vientos en los niveles superiores e incrementa la profunda capa de cizalladura vertical de viento, que tanto actúan para prevenir o debilitar tormentas.
Con NIÑA, se reduce el hundimiento a gran escala y los vientos superiores tienden a ser más débiles, por lo que las condiciones son más favorables para el desarrollo de conglomerados tormentosos en el Atlántico Central.
las condiciones que favorecen la formación de huracanes es un mínimo de cortante vertical de viento horizontal entre la baja y la alta troposfera, y que la temperatura del mar esté por encima de los 26º C.
Aquí vemos que las aguas atlánticas no están calientes, en el trampolín de Cabo Verde, la surgencia de la corriente fría de Benguela, inhibe a la batería de energía que necesita un huracán para formarse.
[IMG]https://images.meteociel.fr/im/9504/SURGENCIA_BENQUELA_JULIO_2019_ararje2MOP_rtl9.png[/IMG]
Además la NAO tendría que estar en fase positiva , (ahora en signo negativo ) para ayudar generarse estos ciclones. El agua debería estar caliente , y de momento este mes de julio hemos tenido surgencia de la corriente de Benguela.
En este enlace se muestran las grandes cantidades de polvo sahariano que se van arrastrando hacia el Atlantico Central, que como bien explicas en tu blog, Ángel, pueden ir desinhibiendo la formación de estos monstruos sobre el Atlántico.
https://dust.aemet.es/
A todo esto,la QBO la oscilación cuasibienal , está en fase OESTE , favorece la formación de huracanes en el Atlántico y tifones en el Pacífico NW , ya que durante esta fase disminuye la cizalladura vertical del viento en la alta troposfera y en la estratosfera inferior disminuye.
Pero cuando se juntan QBO W y NIÑO , ( aunque esté debilitándose ) ,la mezcla de QBO en fase Oeste y NIÑO no favorecen en absoluto la actividad ciclónica en el Atlántico, pues las diferencias de presión entre ambas cuencas oceánicas , hace que aumente la cortante vertical sobre la zona Atlántica , ya que simultáneamente a la aparición de estos vientos del Oeste en la troposfera superior ,y sinópticamente el viento en niveles bajos es del Este sobre el Atlántico Central .
Por todo ello, nos da una pista de porque la actividad de huracanes haya sido casi nula.
un abrazo , empar
Muchas gracias Empar por tu amplio y documentado comentario. Yo no estoy tan al tanto como tú de esos tipos de oscilaciones pero está claro que se trata de un conjunto de interacciones, una sola acción no lo consigue. A tal efecto se comenta por las redes que los tres años similares a éste en cuanto a un desarrollo tan tardío de huracanes fueron 1982 (ENSO neutral); 1984 (ENSO débil) y 1999 (ENSO fuerte).Por otra parte intuyo que la "salvaje" remontada del aire cálido de final de julio estuvo de alguna manera relacionada.
EliminarUn gran abrazo y muchas gracias.