3 de julio de 2019

Ola de calor: Un estudio importante y oportuno

En las dos últimas entradas de este blog dedicadas a las olas de calor ibéricas, y sobre todo a la que nos acaba de afectar, volvía a incidir en algo a lo que ya me había referido en otras ocasiones: la importancia de estudiar la evolución climatológica de las masas aéreas que nos afectan y muy en concreto las del nivel de 850 hPa por su estrecha relación con este tipo de situaciones. Por eso, ayer me alegró mucho la publicación en el blog de AEMET de un artículo realizado por ese gran climatólogo que es José Ángel Núñez en el que presenta los resultados de un estudio de este tipo.  Es un trabajo serio, basado en la mejor base de datos de que puede disponerse como es la generada por el sistema de reanálisis del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo y elaborado con un gran rigor estadístico. 


Mapa de anomalías de la temperatura a 850 hpA del 28 de junio de 2019 (fuente: José Ángel Nuñez/AEMET)

Sus
 conclusiones son muy interesantes, están expuestas con toda claridad, y recomiendo su lectura directa y sosegada. En cualquier no me resisto  a copiar a continuación dos de ellas:

La frecuencia de tránsito de masas de aire cálido en junio que dan lugar a temperaturas anormalmente altas en las zonas afectadas por la ola de calor de junio de 2019, es casi diez veces superior en las dos primeras décadas del siglo XXI que en las dos últimas del siglo XX, pasando de una vez cada 30.7 años, a una vez cada 3.7 años.

La frecuencia de tránsito de masas de aire extremadamente cálido en junio que dan lugar a efemérides meteorológicas y olas de calor en las zonas afectadas por la de junio de 2019, es más de diez veces superior en las dos primeras décadas del siglo XXI que en las dos últimas del siglo XX, pasando de un periodo de retorno estimado superior a cien años, a un periodo de retorno de 10 años.

Queda claro, por tanto, como nuestro clima se va haciendo cada vez más cálido y que lo que, hasta hace unos años, se consideraba una hipótesis es ya una realidad e incluso una realidad "adelantada" al tiempo en que se la esperaba.

Estamos por tanto ante una atmósfera cada vez más cálida y, en ese contexto, quizás sería interesante estudiar también cómo ha evolucionado la circulación general de la atmósfera en nuestro hemisferio. Ello nos permitiría confirmar si este aumento creciente de la temperatura responde a que las masas que normalmente nos afectan son simplemente cada vez más cálidas o bien a que los remontes del aire tropical y subtropical, sin haber cambiado básicamente de temperatura, son cada vez más frecuentes y alcanzan cada vez latitudes más altas. Es muy probable que esto sea así pero conviene investigarlo más y cruzarlo con las proyecciones de los modelos climáticos. ¿Dejará de afectarnos de forma directa, cada vez más, un chorro polar debilitado... ¿También nos afectarán -cada vez más- circulaciones subtropicales y tropicales, con sus estructuras y fenómenos asociados, y combinadas quizás con danas situadas a mayor latitud? Todo ésto es algo que es importante preverlo así como sus consecuencias en muchos campos de la economía y de la sociedad en general. 

Espero que el  excelente trabajo de José Ángel Nuñez, al que felicito sinceramente, marque o potencie una línea de trabajo prioritaria en AEMET, porque es uno de los servicios más importantes que, junto con la vigilancia y predicción de fenómenos adversos, puede rendir a la sociedad española. Un servicio que debería ser complementado y priorizado por los medios de comunicación esforzándose por establecer un relato continuado, coherente y serio -lo que no impide que también sea ameno- sobre la evolución de nuestra atmósfera y el impacto que, día a día, tiene en nuestras vidas y en nuestros recursos. 

Para finalizar no se me ocurre mejor forma que hacerlo con las tres últimas conclusiones de este estudio:

Todas las conclusiones de este análisis son coherentes con las previsiones contenidas en los escenarios de cambio climático que se vienen realizando desde hace décadas.

 La mayor frecuencia de tránsito de masas de aire muy cálido o extremadamente cálido y la expansión de la presencia de estas masas de aire extremadamente cálido a los meses de junio y septiembre, o incluso a mayo, como ocurrió en el año 2015, es coherente con las bases físicas que rigen los procesos de cambio climático.

 Nuestra generación está avanzando por un planeta más cálido que el de nuestros antepasados.

Solo cabe asumir por parte de todos esta realidad y actuar en consecuencia. Cuanto antes.


NOTA

Justo cuando acabo de escribir esta entrada me llega  el estudio publicado ayer mismo por la organización World Weather Atribution sobre esta misma ola de calor, pero centrado en Francia e incluso ya en una ciudad como  Toulouse. Aunque con algunas lógicas diferencias cuantitativas se llega a conclusiones muy parecidas al estudio publicado en AEMET para España.  Es un trabajo también muy interesante que hay que estudiar cuidadosamente. 

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