El
huracán “Sandy” está afectando a una amplia porción de la costa este de Estados
Unidos tras dejar un elevado número de víctimas y daños materiales en Cuba y
Haití. Además de los efectos de los fuertes vientos y de las intensas lluvias, preocupan mucho las denominadas "mareas de tempestad" que son las subidas del
nivel del mar provocadas por la acción conjunta del oleaje generado por el
viento, los acusados descensos de presión y las mareas astronómicas.
Si
bien “Sandy” es un huracán de categoría 1, es posible que bata algunos récords en cuanto a extensión superficial de
su área de vientos por encima de los valores de tormenta tropical así como de presión
mínima registrada en la costa estadounidense. “Sandy” presenta además otras
características que lo hacen bastante singular. Por una parte su curiosa
distribución de vientos máximos, algo desplazados hacia el suroeste, y por otra, su bastante poco “ortodoxa” trayectoria prevista, que lo lleva a girar primero hacia el
noroeste entrando en tierra para después dirigirse hacia el norte y luego, probablemente, hacia
el noroeste.
Si
ya todas estas características convertían a “Sandy” en un huracán a tener muy
en cuenta, otra circunstancia ha venido a reforzar más la atención y la
vigilancia que se le presta. Como ya he comentado en alguna ocasión, cuando
un huracán se mueve hacia el norte encuentra cada vez aguas mas frías y entra
en contacto también con aire más frío. Ello le lleva a cambiar su fuente de
energía que pasa de carácter “convectivo” –esto es, obtenida de los procesos de
liberación de calor latente que se desarrollan en sus grandes cumulonimbos
asociados- a ser de carácter “baroclino”, es decir, originada fundamentalmente por el contraste entre masas
de aire de temperaturas muy distintas. Se produce también de forma simultánea un
cambio en la forma de la perturbación que pasa a ser la típica de una borrasca
de latitudes medias con sus frentes asociados. Este proceso se denomina “transición extratropical”.
Pues
bien, en el caso de “Sandy” este paso a “extratropical” preocupa bastante porque
se va a producir con la interacción de una masa de aire ártico muy frio
asociado a una vaguada en niveles medios de la atmósfera que se acerca hacia el
huracán desde el interior del continente. Dada las características tan
diferentes de ambas masas de aire se teme desde hace unos días que la
interacción dé como consecuencia la transformación del huracán en una
potentísima borrasca extratropical con intensos vientos y fuertes
precipitaciones que pudiera causar aún mas problemas en la costa este y zonas
cercanas de Estados Unidos y Canadá. De esta posibilidad han surgido las
denominaciones de “tormenta perfecta” e incluso de “Frankestorm” que estos días
circulan por los medios y con los que como ya otras veces he manifestado estoy
en desacuerdo porque creo que generan mas desinformación y confusión que
claridad y eficacia.
Lo
que sí resulta llamativo es esta temprana irrupción ártica sobre Estados Unidos
acompañada también por otra parecida sobre Europa donde ha causado incluso
víctimas con nevadas bastante adelantadas y descensos importantes de las
temperaturas. ¿Responde ello a la variabilidad natural de la atmósfera o es ya
un efecto de la importante fusión del hielo ártico del pasado verano? Como yahe comentado alguna vez en este blog existe una teoría cada vez más extendida
que apunta a que la desaparición del hielo sobre el mar ártico hace que éste absorba
mucha mas energía y ello dé lugar a cambios en la circulación del chorro polar.
Éste se hace mas lento y ondulado con vaguadas de aire frío hacia el sur y
dorsales de aire cálido hacia el norte, un tipo de estructura que tiende a
favorecer la mayor aparición de fenómenos adversos debido a los contrastes que
genera y a una mayor persistencia de las situaciones.
Este
tipo de estructura ondulada del chorro polar aparece estos días sobre el
hemisferio norte. Veremos si predomina durante los próximos meses y esperemos
también los estudios científicos que nos indiquen hasta que punto todo ello
puede atribuirse, como decía antes, a la variabilidad natural o mas bien a una
alteración unida al deshielo ártico. En cualquier caso, sea circunstancial o
no, la interacción de “Sandy” con esa vaguada de aire ártico y su resultado
como una potentísima borrasca extratropical, es un ejemplo de lo que puede
ocurrir mas frecuentemente si se confirman las teorías sobre las consecuencias
del calentamiento global y la desaparición progresiva del hielo polar.