En
los últimos años el fenómeno de las ahora llamadas “superlunas” se ha hecho
popular en la sociedad debido tanto al creciente interés social por los
fenómenos naturales, sobre todo si son espectaculares o adversos, como por la
rapidez con la que Internet y sus redes sociales extienden cualquier noticia. Y,
como no, también se vuelve a hablar de la posible influencia de la luna - y mas de las "superlunas"- en las
evoluciones meteorológicas.
Siempre
me llamó la atención la gran importancia que la metorología popular concede a
la Luna. Tanto en calendarios populares como en múltiples refranes e incluso en
las tradiciones rurales que se transmiten de generación en generación, se otorga
a la Luna un papel fundamental en las transiciones atmosféricas, en los “cambios
de tiempo”. Existen numerosos artículos sobre el tema pero no quiero dejar de
reseñar como un ejemplo interesante éste de Francisco Javier Rúa recogido por Jose Miguel Viñas en su
excelente Divulgameteo. La historia de la Astrometeorología es apasionante y un
estupendo resumen de la misma puede encontrarse aquí dentro de la web que mi
buen amigo Jose Luis Pascual mantiene desde hace ya bastantes años y que
recomiendo encarecidamente a quienes tengan interés en estos temas. Jose Luis
es uno de los miembros más activos de una nueva generación de
astrometeorólogos que, ya desde un
entorno académico, tratan de traducir a la ortodoxia actual lo que desde el
Renacimiento (antes no era así) se ha considerado como una heterodoxia.
Foto: Wordpress |
Mi
curiosidad por el tema viene desde los tiempos de mi infancia ya que me crié
muy cerca de los hombres del campo. Tras mi ingreso en el entonces Servicio Meteorológico Nacional,
en cuanto tuve ocasión pregunté sobre el tema a un compañero experto en
predicción numérica que en seguida me explicó que lo único que podría
influenciar serían las mareas lunares pero que, en las ecuaciones que se utilizaban
en los modelos numéricos, los términos que las representaban eran de órdenes de
magnitud tan pequeños en relación con los que describían las grandes energías
que controlan los movimientos atmosféricos, que normalmente se despreciaban. Yo
quise ir un poco más allá y le pregunté qué pasaría si esos “grandes” términos
se encontraran en perfecto equilibrio… ¿podría entonces la marea lunar ejercer
algún tipo de efecto de disparo? No recuerdo la contestación exacta pero lo que
me vino a decir es que en la atmósfera sería impensable encontrar un equilibrio
tan exacto como para que eso pudiera suceder.
Éste
sigue siendo, en términos generales, el razonamiento en vigor para despreciar –que
no negar- el efecto lunar sobre el tiempo. En cualquier caso el tema no está
olvidado en el mundo científico y de vez en cuando aparecen en revistas
artículos en los que se establecen relaciones estadísticas entre las fases
lunares y la evolución de las lluvias o de las temperaturas en determinadas
zonas con resultados dispares. En la Revista del Aficionado a la Meteorología (RAM) aparece un excelente artículo que presenta una revisión del
estado actual del tema así como el enlace a una página en la que se reseñan
algunos de esos trabajos.
Por
mi parte participo de esta doctrina “ortodoxa” pero cuando leo los artículos
que van saliendo sobre esos “chorros” tan veloces pero tan tenues que se descubren en la alta atmósfera, o sobre los sutiles –o menos sutiles- intercambios entre la estratosfera y la
troposfera pienso, con un cierto escrúpulo, que a lo mejor hay que dejar
todavía la puerta un poco entreabierta. Quizás porque no se me olvida nunca la
mariposa - ¿o era la gaviota?- de
Lorentz. O quizás, simplemente, por dejar algo de poesía en nuestras vidas.
Yo tengo una mente muy fantasiosa y nada científica pero en general estoy segura de que del mundo, del nuestro y del resto del universo aun desconocemos más cosas de las que conocemos, así que mantengo siempre todas las puertas abiertas ( menos la de que las pirámides las hicieron los extraterrestres..hay cosas que sí que no! :P )
ResponderEliminarYo no vi la superluna, estaba nublado.