La gran pregunta
Estoy seguro que no hay en estos momentos pregunta más repetida en la sociedad española que la de cuándo va a acabar este largo y asfixiante periodo de temperaturas elevadas, sea considerado o no como ola u olas de calor. O, al menos, cuándo la atmósfera nos va a conceder de un "respiro" de unos días que nos permita reponernos antes de otro embate del aire tórrido.
Cómo ha sido hasta ahora... y cómo sigue siendo
Precisamente es esa ausencia de "respiros" lo que diferencia esta situación de otras veraniegas. Normalmente, tras unos días de fuerte calor, una vaguada del chorro polar se acercaba o incluso profundizaba sobre la Península y Baleares ofreciendo ese refrescamiento que permitía abordar otro periodo de altas temperaturas. Pero este año no ha sido así: el chorro polar ha permanecido muy alto de latitud y ninguna de sus vaguadas ha profundizado lo suficiente hacia el sur como para llegar hasta la Península. En su lugar hemos estado -y seguimos estando- sumergidos en una gran masa de aire subtropical en la que se generan las condiciones para la aparición de las altas temperaturas diurnas y nocturnas.
En cualquier caso esta masa subtropical no es del todo homogénea y en su seno aparecen débiles embolsamientos fríos, -pequeñas vaguadas o débiles danas- que, aún con aire no muy frío en su seno, pero teniendo en cuenta las altas temperaturas de superficie, pueden dar lugar a la aparición de tormentas, a veces de gran intensidad. A veces alguna de estas vaguadas o danas se ha estacionado al oeste de Portugal al tiempo que se genera una aguda dorsal sobre la Península. Esta configuración da lugar a unas condiciones dinámicas y termodinámicas que provocan las más altas temperaturas y, si se mantiene estacionaria, al establecimiento de un periodo de ola de calor.
Pero...¿se ve el final?
Es normal que ante esta situación unos u otros oteemos el horizonte -cada uno a su estilo- para ver si aparece en lontananza el cambio deseado. Pues bien, desde hace dos o tres días el modelo determinista del Centro Europeo muestra una evolución a partir de mediados de semana que podría llevarnos a finales de ella o muy a principios de la próxima a ese ansiado refrescamiento.
¿Cómo podría ser la evolución?
Creo que es interesante, al menos para los aficionados, comentar cómo simula el citado modelo la evolución atmosférica que nos conduciría a ese cambio. Otra cosa es que luego la atmósfera siga ese patrón o introduzca sus variaciones, pero, en cualquier caso, algo parece que empieza a moverse, y lo va a hacer además en unas fechas en que climatológicamente es lo normal que suceda. Vamos a ello:
Si observamos la topografía de 500 hPa y de las temperaturas a 850 hPa para mañana lunes a mediodía, todo sigue igual:
El chorro polar sigue muy alto de latitud mientras que la Península y buena parte del Atlántico se halla bajo el dominio del aire subtropical. Como en otras ocasiones un pequeño embolsamiento frío aparece hacia el noroeste peninsular.
Durante la primera mitad de la semana todo va a seguir muy parecido, por tanto vamos a dar un salto hasta la tarde del jueves día 10 de agosto:
Puede verse que en el seno de la amplia circulación de ponientes aparece al este de Terranova una vaguada secundaria en una situación que los meteorólogos Alberto Linés y Mariano Medina denominaban como de "cuerda destrenzada" y que iba dando lugar, siguiendo también a Medina a un pequeño "remolino topo" en su interior que puede dar lugar a una bifurcación de la corriente o a la formación de una dana. Es un claro síntoma de una desequilibrio en ese flujo de los oestes y está unido al avance y crecimiento de una dorsal sobre Norteamérica. Por supuesto que sería interesante remontarnos "corriente arriba" para ver por qué se originó, pero esa es ya otra cuestión.
Si, para no hacer la narración muy pesada, damos otro salto hasta el mediodía del viernes 12 vemos que esa incipiente vaguada a dado lugar en este caso a una dana que de algún modo va a interaccionar, como dos grandes remolinos que son, con la que seguía situada al oeste de Galicia.
Esta es una situación relativamente compleja de manejar por los modelos numéricos ya que su evolución está condicionada por factores muy sutiles que pueden ser mejor o peor captados por el análisis de partida, o bien la dificultad puede provenir de la compleja interacción hidrodinámica entre ambos remolinos. En cualquier caso conviene señalar lo siguiente:
a) Sobre la Península se establece una dorsal muy marcada con la continuación de las altas temperaturas. De quedarse la situación estacionaria podría generarse una nueva ola de calor. Afortunadamente es probable que no sea así.
b) La interacción va a dar lugar muy probablemente a un movimiento hacia el NW de la antigua dana. Ello llevaría a una entrada de aire atlántico en algunas zonas del W/NW peninsular, dependiendo del movimiento final que efectúe.
c) La nueva dana podría desarrollar convección en su núcleo dado que en él va a residir un aire claramente más frío que el de las débiles danas de estos días. Ello podría llevar a la aparición de una borrasca subtropical en su seno, pero eso es algo que habrá que ver en su momento.
d) Se aprecia un amplio crecimiento hacia el norte de la dorsal del Atlántico central en consonancia con el establecimiento de la amplia vaguada delantera que alberga a las dos danas. Un crecimiento que, de producirse, va a ser importante para el cambio atmosférico sobre España.
Sigamos ahora al modelo hasta la madrugada del domingo 14:
El modelo sugiere que como resultado de la interacción de los dos "remolinos", el más antiguo se desplaza al Cantábrico y Francia mientras que el más nuevo retrocede hacia el SW, de modo que la dorsal atlántica inclina su eje hacia el NE empezando a facilitar un descenso latitudinal de la circulación del chorro polar, algo que, de ser así, daría lugar definitivamente al deseado cambio de tiempo, como vemos en la configuración prevista para la noche del 15 al 16 de agosto:
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