En estos días de temperaturas elevadas y ante una más que probable ola de calor, vuelve a surgir una expresión típica que, a mi juicio, no es correcta en muchas de las situaciones en que se emplea. Me refiero a la de "una ola de calor provocada por aire procedente del Sahara (o del norte de África)".
Es verdad que, ocasionalmente, el aire norteafricano o incluso sahariano puede llegar a España a través de vientos del sur que, casi siempre transportan polvo en suspensión y originan cielos "plomizos", dando lugar a una sensación como de opresión física motivada quizás por su acentuada sequedad y ese aspecto "cerrado" del cielo. Sin embargo,muchas situaciones de temperaturas elevadas o incluso de olas de calor no necesitan el concurso de ese aire. Para que ocurran basta simplemente con que exista una suficiente estabilidad atmosférica como la que dan con frecuencia las dorsales anticiclónicas veraniegas. Cuanta mas estabilidad exista, más impedimento tiene el aire de las capas bajas para moverse en la vertical; de ese modo, ese aire no se renueva y es calentado continuamente desde el suelo incrementando su temperatura hasta valores muy elevados. Es como si tuviéramos una estufa muy potente en una habitación y nos fuera imposible abrir las ventanas. Sólo apagando la estufa (no lo podemos hacer con el sol) o abriendo las ventanas (desapareciendo o debilitándose la estabilidad) podemos refrescar la habitación. Pues bien, con la dorsal anticiclónica los cielos despejados están en verano asegurados, la radiación solar que llega al suelo es intensa y extensa y ese suelo calienta continuamente al aire que tiene sobre él. ¿Hasta cuando? Pues hasta que aunque sea de forma mínima se rompa la estabilidad y pueda comenzar a actuar la ventilación.
Probablemente la idea de que una ola de calor está unida a una entrada norteafricana o sahariana viene provocada en algunos por la asociación que siempre hacemos con África y calor, pero en muchas personas que consultan los mapas meteorológicos aparece al ver como en las topografías de 850 hPa las isotermas que delimitan la masa de aire cálido norteafricana comienzan a expandirse como una campana hasta englobar la Península Ibérica. Sin embargo, eso no implica necesariamente que esa masa se ha trasladado, sino que la masa que está sobre España ha adquirido esas mismas características africanas. Un gran meteorólogo ya fallecido, Lorenzo García de Pedraza, decía que en verano la Península Ibérica se convertía en una sucursal del Sahara.
¿Pueden darse olas de calor por entradas saharianas o norteafricanas? Por supuesto que sí. Incluso puede haber olas en las que intervengan distintos factores en distintas fases, o incluso se sumen actuando a la vez. En cualquier caso, para que ese tipo de masa aérea entre con claridad sobre la Península es muy importante, no siempre imprescindible, la ubicación de una dana -o una vaguada- muy pegada a las costas norteafricanas generando flujo del sur en niveles medios y altos sobre la Península (con advección de polvo) y más bien del sureste en niveles bajos.
A veces no es muy fácil utilizando sólo las topografías meteorológicas definir con claridad el origen de la masa aérea. Para estos casos -y aunque es una metodología algo discutida para su aplicación práctica y que hay que utilizarla con un cierto cuidado- conviene consultar los mapas de retrotrayectorias. Veamos las correspondientes a la próxima madrugada:
Como puede verse ni a 900, ni 800, ni 700 hPa, las retrotrayectorias tiene un origen africano.
Doce horas después, mañana dos de agosto a las 12 UTC:
Añadir leyenda |
En este caso sólo la retrotrayectoria de 700 hPa tiene un origen tropical/subtropical pero marítimo. Luego, aún con algunas reservas como siempre pasa al utilizar las retrotrayectorias, el origen del aire que nos afecta en niveles bajos no es norteafricano ni mucho menos sahariano. Lo que también muestran es un movimiento descendente de las partículas aéreas, lo que podría ir unido a un aumento de la estabilidad vertical. En cualquier caso sí podría haber alguna advección norteafricana a niveles más altos hacia el occidente peninsular al existir una vaguada débil en esos niveles pero no dispongo de esos mapas. Tampoco dispongo de las retrotrayectorias a niveles bajos a más de 36 horas para poder ver sí se produce un origen distinto.
En resumen, claro que puede haber entradas de aire norteafricano sobre la Península y provocar importantes ascensos de temperatura, pero sí me parece importante no vincular necesariamente un periodo de temperaturas elevadas o una ola de calor a entradas de aire africano. Como podemos ver hay otros mecanismos para ello... que a veces puedan sumarse.
Muy revelador y didáctico. Gracias Ángel. Seguimos aprendiendo de tí
ResponderEliminarGracias Pablo. Un saludo!
Eliminar