Al igual que los niños que, tras los regalos navideños, están todavía a la espera de la llegada de los Reyes, profesionales y aficionados de la meteo no dejamos de escudriñar las sucesivas actualizaciones de los modelos de predicción para ver si se confirma la evolución atmosférica que nos conduciría a unos días de Reyes más fríos -como suele ocurrir en esas fechas- con abundantes precipitaciones, incluso bastantes de ellas en forma de nieve. Sería el mejor regalo que podríamos recibir cuando, salvo algunas zonas cantábricas y pirenaicas, seguimos estando bajo los efectos del largo periodo de sequía que poco han podido aliviar hasta ahora las fugaces vaguadas que han atravesado parte del territorio durante las últimas semanas.
En efecto, el rápido crecimiento y avance hacia el este de una dorsal atlántica podría dar lugar a una profundización de la vaguada que le precede y que alcanzaría la Península Ibérica el día 5 con abundantes precipitaciones, sobre todo en la vertiente atlántica.
Al día siguiente, lo que parece más probable, según maneja el modelo del Centro Europeo, el "juego de chorros", es que la vaguada colapse y de lugar a una borrasca fría que, dependiendo de la zona concreta donde se ubique, puede potenciar las precipitaciones en distintas zonas durante los dos o tres días siguientes y hacer bajar la cota de nieve hasta alcanzar bastantes zonas llanas. En principio no parece que su ubicación vaya a ser la ideal para que se generara una situación de precipitaciones abundantes y continuadas en las vertientes atlántica y mediterránea, sino que, más bien, cabría esperar chubascos de distribución irregular, a veces de cierta intensidad, salvo en el extremo nordeste donde serían más persistentes. Pero la evolución podría ser otra, tal como puede inferirse de los mapas siguientes:
Al día siguiente, lo que parece más probable, según maneja el modelo del Centro Europeo, el "juego de chorros", es que la vaguada colapse y de lugar a una borrasca fría que, dependiendo de la zona concreta donde se ubique, puede potenciar las precipitaciones en distintas zonas durante los dos o tres días siguientes y hacer bajar la cota de nieve hasta alcanzar bastantes zonas llanas. En principio no parece que su ubicación vaya a ser la ideal para que se generara una situación de precipitaciones abundantes y continuadas en las vertientes atlántica y mediterránea, sino que, más bien, cabría esperar chubascos de distribución irregular, a veces de cierta intensidad, salvo en el extremo nordeste donde serían más persistentes. Pero la evolución podría ser otra, tal como puede inferirse de los mapas siguientes:
Y ya, puestos a soñar un poco, parece que el regalo podría ser aún mejor dado que los modelos probabilísticos no descartan que el régimen de precipitaciones pudiera seguir en días sucesivos con más entradas sucesivas de borrascas frías.
Si eso fuera así...¿estaría empezando ese cambio de ciclo hacia un 2018 bastante húmedo como algunos expertos en Astrometeorología - que ya apostaron por un 2017 muy seco- vienen vaticinando desde hace ya mucho tiempo? Ojalá que 2018 sea generoso en lluvias.
De momento centrémonos en los próximos días y observemos la evolución atmosférica. ¡Y pensar que el que nos llegue o no nos llegue ese temporal que tanto deseamos, pueda depender de que un máximo de viento tenga 20 o 30 nudos de más o de menos!
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