14 de enero de 2016

De sorpresa en sorpresa: Un huracán en enero ...y más

En estos extraños tiempos meteorológicos en los que vivimos, donde la aparición de récords está pasando casi a ser algo normal, hace unos seis o siete días los meteorólogos nos vimos muy sorprendidos. En los mapas previstos por el Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo para estos días aparecía algo así como un ciclón tropical viniendo desde las costas norteamericanas en el seno de una dana y discurriendo por una zona entre Azores y Canarias, con dirección hacia el norte o nordeste. Naturalmente, aún habiendo visto todo lo que ya hemos visto, pensamos que era un "artifact", un ente ficticio creado por el modelo y pensamos que, como mucho, la cosa quedaría en una borrasca más o menos fuerte. No obstante, los que llevamos muchos años trabajando con estos mapas, sabemos que el Centro Europeo "no suele dar puntada sin hilo" y yo mismo expresaba en twitter mi opinión de que, aunque pudiera ser una exageración, convenía no perder en absoluto de vista a esta estructura de carácter al menos subtropical.

Pero el paso de los días ha ido dando la razón al Centro y hemos asistido sorprendidos, primero a su desarrollo, después a su clasificación por el Centro Nacional de Huracanes como ciclón subtropical y hace muy pocas horas a su conversión en huracán de categoría uno, bautizado con el nombre de Alex.


En el centro de la imagen, Alex dirigiéndose hacia Azores (14 de enero a las 15 UTC)

 Naturalmente, se trata de un hecho muy raro, ya que la temporada oficial de huracanes en el Atlántico norte comienza en junio y acaba en noviembre y se supone que, para generarse un huracán, las aguas superficiales del océano no deben estar por debajo de los 26,5º. La rareza es tal que, según el citado Centro, Alex es el primer huracán que se forma en el mes de enero desde 1938 cuando un huracán sin nombre afectó a las Antillas menores, aunque también hay que recordar que en enero se han llegado a formar dos tormentas tropicales, una en 1951 y otra en 1978.

El Centro Nacional de Huracanes ha dado una primera explicación diciendo que, aunque las aguas atlánticas están alrededor de los 20º C, la troposfera superior está inusualmente fría con valores cercanos a los -60ºC, bastante por debajo de lo que suele ser usual en las zonas de formación de estos ciclones. Aunque es seguro que la aparición de Alex generará muchos estudios por lo que respecta a las causas de su formación, ya desde hace tiempo existe mucho debate sobre el citado umbral de los 26,5ºC a que antes me refería, dado que existe evidencia de ciclones -como Alex- formados y activos con temperaturas más bajas, sobre todo aquellos que se forman en el seno de borrascas frías donde la troposfera superior pueden estar, efectivamente, más fría que lo habitual existiendo por tanto la inestabilidad vertical necesaria en presencia de muy poca cizalladura. Si algún lector está muy interesado en profundizar en estas cuestiones puede leer este excelente artículo publicado el pasado mes de noviembre en el Bulletin of the American Meteorological Society. 



De acuerdo con la trayectoria prevista, Alex va a afectar de lleno de Azores y seguirá hacia el norte, contribuyendo al marcado transporte de calor y humedad hacia zonas polares. Pero con una situación un poco distinta pudiera haber afectado a Canarias o a la propia Península Ibérica, originando en pleno invierno lluvias de origen tropical. Aunque todo esto parezca una exageración, con alguna frecuencia me he referido (la última vez en un capítulo de mi libro Compartiendo el tiempo) a la posibilidad de que los cambios oceánicos y atmosféricos inducidos por el calentamiento global de que Canarias y la Península puedan verse afectadas por estructuras de carácter tropical o subtropical con lluvias que podrían llegar a ser más significativas que las provenientes de las borrascas del frente polar.

Pero, por si fueran pocas las sorpresas, por si fuera poco un huracán en enero en el hemisferio norte, también surgió hace unos días otra tormenta tropical en el Pacífico central -también hemisferio norte- denominada Pali. Y, además de ocurrir en enero... otra sorpresa más: Pali se ha llegado a acercar hasta una distancia de 2 0 3º de latitud del Ecuador, una zona prácticamente prohibida para estos sistemas por razones de dinámica atmosférica. Parece que, en cualquier caso, Pali tiende a irse disipando sin tocar el Ecuador y por supuesto sin cruzarlo... lo que hubiera ya sido algo así como una "herejía meteorológica".

¿Causas de todo ello? Es fácil atribuírselo todo una vez más al El Niño; pero creo que no es tan evidente y que necesita estudios detallados. Quizás lo más importante sea la investigación de la dana en cuyo seno se ha formado y viajado Alex desde Norteamérica y ver su estructura y características. Ahí pueden estar algunas claves, junto a las anomalías cálidas, aunque no exageradas, de las aguas oceánicas sobre las que se ha desarrollado.

¿Próxima sorpresa?


2 comentarios:

  1. Ciertamente vamos de anomalía a anomalía cuando no batiendo récords. Estoy de acuerdo no podemos achacarlo todo al efecto "El Niño". Sería demasiado fácil. El Calentamiento Global se produce en todo caso a un ritmo infinitamente más lento que los cambios que estamos viviendo. Tendremos más sorpresas. Seguro.
    Saludos cordiales.s

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Es verdad que el calentamiento global como un todo es lento. Sin embargo es un proceso en el que se integran distintos subprocesos tales como el ENSO, la PDO... Estos evolucionan en "dientes de sierra" y parece que cuando los "picos" se suman aparecen más fenómenos extremos. Pero la verdad es que sabemos todavía muy poco...
    Saludos

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