Tras los últimos aconteceres meteorológicos, nos encontramos ahora en la Península y Baleares con unos días relativamente tranquilos, de finales de verano y principios de otoño, en los que sólo aparecen como elementos destacables el paso del extremo de una vaguada por el norte y nordeste peninsular entre mañana y pasado, y la posibilidad de ocurrencia de algunos chubascos y tormentas en el interior durante el último tercio de la semana provocados por una débil DANA, cuya ubicación definitiva no está aún muy clara. Son días en que es interesante observar -directamente o por satélite- algunas configuraciones mesoescalares que sólo se manifiestan cuando las capas medias y altas de la atmósfera están más "tranquilas".
Son momentos que pueden aprovecharse también para comentar algunos temas de actualidad meteorológica. Uno de ellos es el revuelo comunicativo que originó la última "ciclogénesis explosiva", que al final no llegó a ser, y que creo que se magnificó bastante más de lo que correspondía. A ello contribuyó la singularidad de que se trataba de una borrasca que nacía junto a otra, que a su vez provenía de la evolución de los restos de una tormenta (storm) tropical. De una forma u otra, la dichosa denominación volvió a dispararse en los medios, de modo que se escucharon o leyeron bastantes incorrecciones o incluso insensateces. Sin embargo, esta vez, a raíz de algunas intervenciones afortunadas en las redes, creo que se ha aclarado bastante el concepto de que la ciclogénesis -explosiva o no- es un proceso y no una estructura atmosférica. A este respecto es muy significativo señalar la tremenda e interesante "viralidad" que tuvo este tweet de Andrés Gómez, geógrafo y hombre del tiempo de la Televisión de Castilla y León:
Del mismo modo que no llamarías "gestación" a tu hijo, no deberías llamar ciclogénesis a esta borrasca.
Probablemente, esta sencilla frase fue mucho más útil para "aclarar" a público y medios que cualquier otra explicación más científica. La comunicación necesita siempre tomar como referencia algo muy cercano y habitual a las personas. Aunque ya me he referido a ella alguna vez, no me resisto a recordar la frase que, no hace mucho tiempo, dijo un jefe de predicción norteamericano a sus predictores en relación con la preparación de algunos avisos. Algo así como: "Contadlo como se lo contaríais a vuestra esposa o a vuestros hijos". De esta forma, Ándrés dio en el clavo. Enhorabuena.
Otra cuestión de la que se habla bastante estos días es del actual fenómeno de El Niño -que parece que va a alcanzar una magnitud similar o mayor que la del famoso episodio de 1997- y sobre su posible repercusión en España. A su presencia en los medios ha contribuido mucho una noticia publicada al respecto hace pocos días por la BBC en la que, basándose en investigaciones del Servicio Meteorológico británico, hablaba que el efecto conjunto de El Niño y del cambio de signo de la Oscilación Decadal del Pacífico, podía ocasionar a nivel mundial un 2016 tan cálido como el 2014 o el actual 2015. Añadía también que ese calentamiento podría no serlo en el verano europeo -o incluso ser un enfriamiento- al tener que contar también en esta zona con la evolución, o mayor o menor fortaleza, de la Oscilación Multidecadal del Atlántico.
Esta consideración nos lleva de nuevo a las grandes dudas sobre cuál puede ser el impacto de El Niño en nuestra zona geográfica. En una entrada de este blog del pasado año -curiosamente, con mucho, la más leída- me ocupaba ya de este tema y presentaba distintas aportaciones que, sin gran seguridad, parecen apuntar a una tendencia a otoños más lluviosos y cálidos en la vertiente atlántica, debido a un mayor descenso de latitud de la corriente en chorro polar, algo que, de momento, no parece verse cercano.
Sin embargo, donde si parece notarse la acción de El Niño es en la escasa actividad ciclónica atlántica de esta temporada. Probablemente, la cizalladura vertical no deja evolucionar adecuadamente a los gérmenes de huracanes, de modo que, los pocos que surgen, vagan por pleno Atlántico sin llegar -de momento- a alcanzar plena madurez.
Pero para una cosa y otra, queda todavía bastante temporada.
Hola Ángel,
ResponderEliminarLos medios de comunicación buscan palabras impactantes para las portadas de sus noticias, y así captar la atención del público, sin tener en cuenta la veracidad en muchas ocasiones de que eso sea reflejo de la realidad … francamente penoso.
Tengo entendido que los efectos del NIÑO en Europa, se correlacionan con las teleconexiones, que se realizan entre los diferentes patrones atmosféricos que influyen en nuestro Hemisferio Norte y sobre nuestras latitudes medias. Entiéndase Oscilación del Ártico, (AO ) y Oscilación del Atlántico Norte (NAO ) . Los efectos de la AMO , al ser un patrón menos variable y de más largo tiempo , que la AO y la NAO , sus correlaciones con el NIÑO son más complejas de establecer , y sí puede ser que produzca que las temporadas de huracanes en el Atlántico sean menos fuertes … pero no solo la AMO , influye en esto .. hay muchas más interacciones que influyen …
Parece ser que el evento NIÑO , hace que aumenten las Ondas de Rosbby , las cuales elevan todo el Ozono que se crea en la zona ecuatorial por la convección profunda que allí se origina con las tormentas , llevando este elemento a la estratosfera media y superior , a través de la circulación de Brewen –Dobson, la cual llegaría al Polo Norte . Allí la acción de la radiación Ultravioleta , se encargaría de romper los átomos del Ozono, con esta acción se libera calor, que calienta la estratosfera , enfriando la troposfera, y con ello produciendo un vórtice polar debilitado , la AO y la NAO , van tomando índices de signo negativos , y es cuando en teoría se debilitarían los vientos del Oeste, y se meandrizaría el Jet Stream , produciéndose las fuertes vaguadas , que causan los inviernos tan fríos que en ocasiones como el 2010 tuvimos en Europa . Si se compara al Polo Norte con un congelador, cuando se abren las puertas del mismo las zonas circundantes se enfrían.
Esto es un breve resumen sobre cómo nos puede afectar el NIÑO a nuestra Península Ibérica , hay que tener en cuenta también la fase de la Oscilación Cuasibienal QBO , la cantidad de hielo que se haya formado en los mares de Barents y Kara , en el otoño, además del otro gran congelador , Siberia…..
Sobre que el 2016 sea más cálido que este 2015 , veo muy arriesgado hacer este pronóstico …
Solo contando con los patrones que han comentado estos científicos… Pues no han contado para nada con la baja actividad solar que está teniendo este actual ciclo solar …Ni la fuerza de la cinta transportadora de la corriente del Golfo, si es fuerte o débil…. Como está tras el deshielo de este año que ha sido fuerte en el Polo Norte…
Esta es mi opinión …..
Un abrazo
Gracias como siempre, Empar. Es todo muy complejo porque, aparte, de la inyección de ozono en la estratosfera, el reforzamiento del chorro subtropical del Pacífico también transporta calor y humedad hacia el Ártico. Por lo que respecta a la AO y a la NAO ya sabes que yo las considero en el fondo como una cierta medida de la mayor o menor meandrización de los chorros, que es donde para mí está la clave. Lo que si me llamó la atención del artículo es lo que dice sobre el cambio actual de fase de la AMO y de la PDA...
EliminarEn fin, tiempos complejos, pero muy interesantes. En cualquier caso...¿cómo ves el otoño en las distintas zonas?
Un abrazo.
Una pregunta rápida Ángel...
ResponderEliminarentonces cuando los medios de comunicación nos cuentan que "La Moncloa diseña un plan para blablabla..." deberíamos corregirlos por referirse a una institución (Presidencia del Gobierno) utilizando el nombre de un edificio (Palacio de la Moncloa)?
Hola Edu. Creo que es distinto. En el ejemplo que planteas no hay un proceso y un resultado de ese proceso. En las ciclogenesis y las borrascas sí existe eso.
EliminarSaludos
Hola de nuevo Ángel,
Eliminarayer tenía escrito un comentario más largo y razonado, pero lo perdí en el momento de darle a enviar, así que me quedé con la versión ultracondensada de la pregunta. Ahora que tengo dos minutos intento explicarme un poco más lo que trataba de decir.
Estoy plenamente de acuerdo con la necesidad de mejorar la calidad de la comunicación en las informaciones relacionadas con cuestiones atmosféricas, pues en ocasiones vemos errores, incorrecciones y como tu decías insensateces que debemos ayudar a pulir. Sin embargo, tengo la sensación de que a veces nos pasamos de frenada y se emiten comentarios, opiniones, o aclaraciones con tono reprobatorio hechas desde el lado más técnico que, en mi humildísima opinión, no son solo innecesarias si no que no ayudan al buen entendimiento entre el mundo de la ciencia y el mundo de la comunicación. El caso de la "ciclogénesis explosiva" es para mí paradigmático en esto, pues no soy capaz de ver ninguna incorrección y menos aún insensatez en el uso que comentas.
Es evidente que el proceso de formación de una borrasca y la borrasca en si misma son dos cosas diferentes, se me antoja dificil pensar que alguien no distinga los conceptos del mismo modo que distinguimos la gestación (proceso) de nuestros hijos (resultado). Pero igual de evidente es que las "borrascas formadas tras un proceso de rápida intensificación al que denominamos ciclogénesis explosiva" son un subconjunto dentro del conjunto de "todas las borrascas" con unas características específicas (tendencia a la severidad especialmente en el viento, incertidumbres en su predicción y dificultades en su resolución por los modelos numéricos, etc.) que hacen deseable comunicar su especificidad, aportando información valiosa al hacerlo.
En este sentido la sustitución completa del sintagma "borrasca formada tras un proceso de rápida intensificación llamado ciclogénesis explosiva" por "ciclogénesis explosiva" me parece completamente correcto desde un punto de vista lingüístico al ajustarse a alguna de las habituales figuras retóricas (no se si sinécdoque: "la parte por el todo", o más bien metonimia: "la sustitución de un término por otro que presenta con el primero una relación de contigüidad espacial, temporal o causal"). Así su uso, al economizar el lenguaje, al hacerlo más sencillo, cumple la función de ayudar a transmitir su especificidad, y será nuestra misión cuando actuamos como comunicadores la de fijar acertadamente el origen de dicho concepto, algo que creo que afortunadamente se está dando en gran medida.
Por otra parte, entiendo que tampoco desde una perspectiva técnica es inadecuado el uso de "ciclogénesis explosiva" para referirse al ciclón y no exclusivamente a su proceso de formación, más aún cuando en el propio artículo seminal de Sanders y Gyakum de 1980 parece usar de manera indistinta y completamente intercambiable "meteorological bomb" y "explosive cyclogenesis". A Frederick Sanders ya no llegamos a tiempo de preguntarle pero el Profesor John Gyakum sigue en activo y quizá su opinión fuese interesante :)
En resumen, desde mi más que humilde opinión desde el lado técnico con incursiones en el "lado oscuro" de la comunicación, me parece plenamente correcto el uso de "ciclogénesis explosiva" para referirse a la borrasca formada tras un proceso al que denominamos con ese mismo nombre, y me parece un error "meter el dedo en el ojo" de quien así lo usamos.
Un abrazo!
Hola Eduardo,
ResponderEliminarGracias por ampliar tu opinión y fomentar el debate.
He vuelto a revisar el texto de mi entrada y no creo "haber metido el dedo en el ojo", pero si lo has sentido así, mis disculpas más sinceras, de verdad.
Estoy de acuerdo contigo en tratar de hacer fluir lo mejor posible la relación entre la ciencia y los medios de comunicación y a ello he dedicado, con mayor o menor acierto, mucho tiempo de mi vida profesional. En esa actividad he sido siempre muy cuidadoso de que, si no había más remedio que utilizar términos técnicos, se hiciera correctamente. Estos términos suelen estar, en general, perfectamente definidos, y el no adecuarse a ellos, me parece que puede crear confusión en una sociedad absolutamente heterogénea. Otra cosa es que no posean esa definición, como pasaba hasta hace muy poco tiempo con las olas de calor. Ahí, la "veda" estaba abierta.
Es verdad que podría hacerse cuando hay por medio un buen comunicador que explique y pondere, y afortunadamente en esta ocasión ha habido algunos ejemplos de este tipo. Sin embargo, en cuantas y cuantas redacciones no existen estos comunicadores o no se les consulta, sea por prisa o por cualquier otro motivo. Si,además, en estos casos, esos redactores observan que el propio comunicador "técnico" no se ajusta a la definición, o utiliza la parte por el todo, podrían sentirse más justificados y liberados para redactar titulares o frases poco o nada asumibles. Esta es mi visión.
Pero voy un poco más allá: creo que la expresión ciclogénesis explosiva debería evitarse en la medida de lo posible. Por mucha divulgación que hagamos, siempre habrá personas -incluso instituciones- que se asusten o preocupen y medios que puedan generar titulares poco adecuados. En mi opinión, el público no necesita tecnicismos ni sensacionalismos, sino saber que viene una fuerte borrasca que puede dar lugar a vientos muy fuertes, que se registrarán en tales sitios entre tal y tal hora, que le puede afectar en tal y tal modo y que para protegerse, en caso necesario, puede o debe hacer tal o tal cosa. Ese es a mi modo de ver el mejor servicio público que pueden hacer los medios. En el fondo...qué más le da al público general saber que se trata de una ciclogénesis explosiva?
Como resumen por mi parte: creo que es mejor no utilizar el término, y de utilizarlo, ajustarse a la definición científica. Al menos esa es una referencia general para todos, un punto común de encuentro.
En fin, Edu, esta es mi opinión en este "momento procesal". Pero te aseguro que seguiré pensando sobre ello porque tu visión del tema es muy valiosa para mi.
Un abrazo.
Buenas de nuevo,
ResponderEliminarlo del "dedo en el ojo" era una forma de hablar, y no lo decía ni por sentirme yo aludido ni por que tu lo hubieses hecho directamente. Me refería al hecho de que cuando resaltamos incorrecciones en ocasiones lo hacemos con un tono (por ejemplo el tuit de Andrés Gómez que citas) que me pareció que quedaba gráficamente bien definido con esa expresión y con la otra que utilicé en mi comentario anterior de "pasarnos de frenada".
Respecto al interés de transmitir al público si la borrasca es de tal o cual tipo, pues a mi me parece que si que es interesante, y son este tipo de cuestiones las que dan razón de ser a la amplia extensión de los espacios del tiempo que, afortunadamente, vemos en muchas TVs. Evidentemente en el momento en que hablamos de información de servicio público para transmitir un aviso por determinado evento adverso, evidentemente la concreción y la pulcritud de la información transmitida es esencial y ahí concuerdo que no sería necesario aportar la información de que tal borrasca viene de tal proceso de formación. Pero no de forma general, y cuando los comunicadores meteorológicos explican la situación, no me parece necesario proscribir el uso de "ciclogénesis explosiva" al referirse a la borrasca formada tras una idem, pues puede ayudar a hacer más fluido el mensaje.
Y en cuanto a la definición, en la literatura científica el artículo que da lugar a la definición cuantitativa del fenómeno (y que posteriormente es mayoritariamente citado al hablar del fenómeno) tengo la sensación de que no hace esa distinción nominal entre el proceso de formación y el ciclón en si mismo. Desconozco si existe alguna otra definición que podamos considerar "definición científica".
Saludos!
Gracias Edu. Tuve mucho tiempo el artículo original pero ahora sólo he podido localizar el resumen. En él define la "bomba meteorológica", pero no la ciclogénesis explosiva. A ver si definitivamente lo encuentro y salimos -o salgo- de dudas.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo puedes descargar desde aquí:
ResponderEliminarhttp://journals.ametsoc.org/doi/pdf/10.1175/1520-0493%281980%29108%3C1589%3ASDCOT%3E2.0.CO%3B2
Muchas gracias por el enlace Edu. No sé, puedo estar obsesionado, pero en las conclusiones habla de "una borrasca" que se profundiza rápidamente, a la que llama también "bomba meteorológica". Es decir, define y caracteriza, con el valor de caída de presión, al ente y no al proceso. Pero no sé, igual me empeño en leer lo que quiero leer. ;-)
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