Entramos en Semana Santa y en la segunda "semana de pasión" para meteorólogos y comunicadores del tiempo. Ahora ya, con la tendencia general de la evolución atmosférica relativamente clara, lo que toca es saber comunicar adecuadamente los detalles del día a día partiendo, una vez más en esta época, de un panorama de tiempo revuelto y muy cambiante.
Si en una anterior entrada del blog comentaba las tremendas dificultades para establecer en este arranque de la primavera una predicción a mas de tres o cuatro días vista, y mas aún sin disponer libremente de los mejores productos de los modelos probabilistas de predicción, hoy, lógicamente, esas dificultades son ya menores. Los principales modelos deterministas (Centro Europeo y GFS norteamericano) muestran como nuestra zona geográfica va a estar sometidas durante toda la semana a una circulación de vientos de Poniente con sus ondas embebidas y frentes asociados. Por su parte, los modelos probabilistas de estos mismos centros, nos indican que esta evolución es bastante fiable, al menos hasta el próximo viernes o sábado.
¿Como va a ser el tiempo "sensible" entonces? Pues mas bien lluvioso, fresco y variable en la mayor parte de las regiones siendo sobre todo el Sureste peninsular la zona que se verá menos afectada. Las sucesivas ondas de esta corriente de vientos del oeste circularán rápidas sobre nosotros y, cada una de ellas, traerá asociada en su parte delantera un frente más o menos importante, productor de ascensos del aire, nubosidad y lluvias. La mayor parte de estos frentes se reflejan bien en los modelos numéricos ya con dos o tres días de antelación, pero hay algunos, menos importantes, con unas dimensiones espaciales y temporales pequeñas, que no quedan tan bien reflejados, y que se "cuelan" entre sus hermanos mayores. Por otra parte, esta corriente atlántica tiene una cierta inestabilidad y puede provocar desarrollos convectivos (grandes nubes cumuliformes), a veces con tormenta tanto en el seno de esos frentes como en la masa aérea que queda entre unos y otros. El resultado de todo ello es un tiempo cambiante con fuertes chubascos, ratos que sale el sol con una cierta sensación de calor húmedo, otros en que el viento puede soplar de forma bastante desagradable...y ello repitiéndose, más o menos, durante todos los días de esta Semana, si bien parece -parece sólo- que hacia el jueves el descanso de la lluvia podría durar un poco más. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que estas lluvias pueden ser fuertes y abundantes en algunas zonas de la mitad occidental de la Península y, dada la gran cantidad de agua que ya ha caído, el peligro de inundaciones puntuales sigue siendo algo a tener en cuenta.
A partir de todo ello, el problema para predictores y comunicadores es cómo contarlo en los medios para que se entienda adecuadamente. Existe, por una parte, la escasez del tiempo cronológico de algunos espacios meteorológicos o bien la escasez de medios audiovisuales adecuados para reflejar esta variabilidad, pero los problemas fundamentales son lenguaje y percepción.
Por lo que se refiere al lenguaje: ¿Entienden distintas personas lo mismo cuando escuchan la misma información meteorológica? Seguro que no. ¿Se utilizan palabras adecuadas en vez de términos meteorológicos poco conocidos? Pues, aunque se intenta que sea así cada vez más, seguro que algunos se cuelan. ¿Se puede contar bien, y de forma que no parezca que el comunicador no tiene ni idea, esa variabilidad del tiempo con fuertes chubascos, cielos momentaneamente azules o sensación de calor y a los cinco minutos de nuevo frío y ambiente desapacible?
Por otra parte está el problema de la percepción. Para unas personas, una lluvia de media hora no supone que el día haya sido lluvioso, mientras que otras sienten que se las he estropeado el día. Hay personas para las que la lluvia nocturna no cuenta como lluvia, mientras que para otras supone un fallo garrafal en la predicción. Media hora de sol sin viento, supone para algunas calor, mientras que para otras el que haya salido el sol sólo un rato supone que, en general, el día ha sido muy desapacible. Y, según otras, si cae una granizada de diez minutos...pues hemos vuelto al invierno.
Con todo ésto tienen que bregar meteorólogos y comunicadores en esta semana. Y ello entre presiones de exactitud, totalmente comprensibles por otra parte, del público y sobre todo de los responsables de hermandades para ver si es posible o no, sacar las imágenes en procesión. O de algunos hosteleros que achacan bajas ocupaciones a predicciones fallidas. Es por tanto su segunda semana de pasión en el marco de la liturgia laica de la Semana Santa. Y a esperar la tercera en la que, en algunas tertulias o artículos, se volverá a asegurar aquello de que "los meteorólogos no dan ni una".
Como ya tantas veces he dicho, se puede seguir con esta "liturgia" -ya un poco cansina- todo el tiempo que se quiera, pero hay soluciones eficaces: mayor espacio en medios para formación y divulgación de tiempo y clima y libre disponibilidad de los mejores productos de predicción probabilista y búsqueda conjunta entre meteorólogos, sociólogos y comunicadores de un lenguaje y una comunicación más adecuada.
De una forma u otra, ¡feliz semana a todos!
De una forma u otra, ¡feliz semana a todos!
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