"No es a morir a lo que van los ríos a la mar"
Juan Cobos Wilkins
Ayer
se celebró en la Universidad de Castilla La Mancha en Toledo un homenaje
póstumo a Mariano Medina, el primer “hombre del tiempo” español e indiscutible
puntal de la meteorología española.
Mariano
Medina era natural del pueblo toledano de las Ventas con Peña Aguilera y a la
vez también un enamorado de la ciudad de Toledo. Aunque no residía habitualmente
en ella sí tenía familia allí y eran muchos los fines de semana que pasaba en
la ciudad. Mariano presumía de su “toledanidad” en cualquier sitio.Es pues un
homenaje verdaderamente merecido y esperemos, porque es lógico y de justicia,
que el Ayuntamiento acabe dedicándole alguna de sus calles o plazas.
Aunque
esta vertiente toledana de Mariano me es muy querida ya que también soy
toledano y ello me permitió tener varias conversaciones con él sobre la ciudad
y sus gentes, lo realmente importante para mi fue la posibilidad de aprender
con él casi todo lo que sé de predicción, bien a través de sus libros, sus
clases, sus intervenciones mediáticas –le escuchaba absorto por la radio ya a
mis diez u once años- pero sobre todo pudiendo estar a su lado cuando junto con
otro gran meteorólogo, Paco García Dana, trabajaban en la predicción de cada
día.
La
figura de Mariano Medina puede ser glosada desde muchos puntos de vista pero quiero referirme hoy aquí a una de ellas que
quizás sólo conozcamos los que trabajamos cerca de él. Me refiero a su papel
fundamental en la transición desde la meteorología sinóptica clásica hacia la
basada en los modelos numéricos de predicción, la predicción actual. Mariano
era un gran especialista en esa meteorología sinóptica tanto desde un punto de
vista conceptual como aplicado.Su libro “Meteorología básica sinóptica” e
incluso el primero de todos “El tiempo es noticia” son de una claridad
conceptual inigualable. Después, en sus clases en el INM como en algún curso de
Doctorado en la Facultad profundizaba más pero mantenía siempre esa gran
claridad conceptual y esa facilidad de comunicación que también le hizo ganar
una merecidísima fama en sus intervenciones mediáticas mediante las que “formó”
en meteorología básica a millones de españoles.
Sin
embargo Mariano siempre estuvo muy atento a la evolución de los primeros
modelos numéricos de predicción que empezaban a ponerse en marcha en Estados
Unidos a raíz del advenimiento de los primitivos ordenadores a finales de los
60 y principios de los 70. También a la evolución de la predicción numérica en
Europa que tuvo un hito fundamental en 1975 con la puesta en marcha del Centro
Europeo de Predicción a Plazo Medio. Pues bien, Mariano, que en aquel momento
era jefe del Centro de Análisis y Predicción, potenció significativamente en su
seno una unidad de Predicción Numérica que poco a poco fue creciendo y
convirtiéndose en el núcleo de lo que hoy es la predicción numérica en AEMET.
En
esta línea de apuesta decidida de Mariano por los nuevos modelos y tecnologías
recuerdo siempre con mucho cariño como pudo ver calculados sus mapas del “tercer término” a partir ya
del modelo del Centro Europeo y obtenidos por el sistema de proceso e
información meteorológica denominado McIdas desarrollado por la Universidad de
Wisconsin e introducido en el INM muy a principios de los 80 en el marco del
Plan de Renovación Tecnológica”. Para los que no lo conozcan lo del “tercer
término “ la expresión se refiere al tercer término de una importante ecuación matemática en meteorología, la de la
vorticidad, término normalmente despreciado en los cálculos de los modelos
debido a sus pequeños valores pero que, según las investigaciones de Mariano,
cobraba importancia fundamental en situaciones de fenómenos violentos y en
nuestras latitudes sobre todo en los de tipo mediterráneo. Durante un tiempo el
propio Mariano, y a veces también sus alumnos, calculábamos gráficamente a mano,
haciendo uso de las mejores técnicas sinópticas, mapas de ese “tercer término”.
Cuando uno de nosotros, Ricardo Riosalido, empezó a desarrollar aplicaciones en
el recién llegado McIdas, ofreció a Mariano la posibilidad de calcular esos
mapas de forma automatizada e inmediata a través de ese sistema. Mariano aceptó
encantado y siempre que podía venía al Servicio de Técnicas de Análisis y
Predicción a consultar los mapas obtenidos….y de paso él y yo charlábamos un
rato sobre Toledo. Los mapas del “tercer término” se calcularon durante algunos
años y se utilizaron en el Centro
Nacional de Predicción. La prematura desaparición de Mariano y el advenimiento
de otras técnicas y productos hizo que se dejaran de utilizar quizás también
prematuramente.
Pero
lo que nunca desaparecerá es el recuerdo suyo en todos los que le conocimos y
aprendimos con él gran parte de lo que hoy sabemos. Ni desaparecerá tampoco de
la memoria colectiva de España, esa España que conoció con él al anticiclón de
las Azores, el barco K, los frentes cálidos y fríos. Durante casi treinta años fue parte de nuestra familia. Ahora y siempre es uno de nosotros.
Hablaría mucho más de Mariano, de cómo era y de lo que significaba
estar junto a él pero no es necesario. Como los ríos, que no van a la
mar sino para fecundarla, Mariano no murió para la meteorología española sino
que la fecundó y la fecunda. Ahí está el recuerdo cariñoso de aquel primer
“hombre del tiempo” en tantas y tantas personas, el ejemplo de tantos
aficionados jóvenes para los cuales él es una referencia básica y casi un mito
y ahí estamos muchos profesionales que tanto en nuestras tareas técnicas como
de comunicación y divulgación estamos, como siempre, siguiendo su camino, trabajando
y aprendiendo con Mariano.
Creo que lo has dicho todo y de manera impecable. Sólo dejar constancia de que gracias a él me inicié en la afición a la meteorología, Sus explicaciones claras y concisas y su vocación divulgadora prendieron mi curiosidad cuando era un pre-adolescente y disfruté con libros suyos como Iniciación a la Meteorología y La Mar y el Tiempo (ambos los conservo aún).
ResponderEliminarSaludos
Creo que lo has dicho todo y de manera impecable. Sólo dejar constancia de que gracias a él me inicié en la afición a la meteorología, Sus explicaciones claras y concisas y su vocación divulgadora prendieron mi curiosidad cuando era un pre-adolescente y disfruté con libros suyos como Iniciación a la Meteorología y La Mar y el Tiempo (ambos los conservo aún).
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