Estos
días los aficionados a la meteo hemos estamos siguiendo con gran interés la posible formación de un
“medicane” en el área mediterránea comprendida entre Córcega, Cerdeña y la Península
italiana. Aunque esta denominación de
“medicane” (mediterranean hurricane) surgió en la literatura científica hacia
1995 es poco conocido todavía por el gran público. Si bien hoy parece que ese
“medican” no va a hacerse realidad del
todo es interesante hablar un poco sobre este tipo de “remolinos” atmosféricos.
Recuerdo
que, cuando en el INM empezábamos a trabajar ya rutinariamente con las imágenes
de Meteosat a principios de los 80, nos llamaba la atención el que muy de tarde
en tarde, surgiera en el Mediterráneo una especie de pequeña formación nubosa con
una estructura que recordaba mucho a la de los ciclones tropicales presentando
incluso en ocasiones hasta un pequeño “ojo” en su interior. Cuando recabábamos
los datos de las zonas afectadas nos encontrábamos con algunos vientos de
moderados a fuertes, chubascos intensos y mar algo revuelta pero en cualquier
caso todo ello a gran distancia de los efectos de un verdadero ciclón tropical.
No
solamente nosotros sino también los Servicios Meteorológicos de otros países
ribereños y sobre todo la propia Navy norteamericana habían empezado a seguirlos
y a estudiarlos con tal de ver hasta que punto podían constituir un peligro
para la navegación marítima o para las poblaciones costeras. En España fue el
Centro Territorial del INM en Baleares junto con la Universidad de Illes
Balears quienes mas se dedicaron a su investigación, caracterización y
predicción. Durante bastantes años se hablaba de “miniciclones mediterráneos” o
“bajas mediterráneas de núcleo cálido”.
Sin embargo fue hacia 2005 cuando el investigador norteamericano Kerry
Emmauel introdujo el término “medicane” que es el que hasta ahora ha hecho
fortuna y quizás el que mas avanzó en su caracterización.
Indudablemente
un “medicane” no es un huracán pero tiene con ellos aspectos comunes muy
interesantes. En una entrada anterior comentaba que la perturbación tropical
que acabará siendo tormenta tropical o huracán obtiene la energía para su
formación y mantenimiento de la liberación del calor latente en las grandes
torres de cumulonimbos que inician su formación. En el caso de los “medicanes”
y algunas otras perturbaciones ciclónicas parecidas, existe normalmente una perturbación
“madre” en la que predominan procesos baroclinos (contraste entre masas de aire
de distintas temperaturas). Es en el seno de esa perturbación, ya madura y casi
estacionaria, donde, si se encuentra
sobre un Mediterráneo cálido -a veces sorprendentemente muy poco cálido- se favorecen procesos convectivos
parecidos a los de las perturbaciones tropicales aunque a una escala menor que dan
lugar, total o parcialmente, al nacimiento y evolución del “medicane”.
Sin
embargo los “medicanes” se encuentran con un grave obstáculo para su desarrollo
y madurez: la presencia de gran número de islas y penínsulas mediterráneas. Al
igual que las tormentas tropicales y huracanes, el rozamiento con el suelo
tiende a desorganizar su estructura y por tanto la eficiencia de su “motor” energético
con lo cual el “medicane”, ya de por si pequeño y con energías moderadas,
tiende a deshacerse con cierta rapidez. Probablemente esta es una de las causas
para que el potencial “medicane” que ayer u hoy podría haber surgido en el mar Tirreno
no acabe de desarrollarse.
Lo
que si está claro es que los “medicanes” no deben confundirse con otras
estructuras de carácter ciclónico relacionadas de algún modo con procesos de carácter
“tropical” que afectan a España. Nada tienen que ver con las potentes borrascas
atlánticas que proceden de la evolución extratropical de antiguos ciclones
tropicales y que suelen afectar de vez en cuando al norte y noroeste peninsular
–o incluso a Canarias- ni con los ciclones subtropicales –aunque en este caso
alguna similitud hay- que provenientes del Atlántico vienen a “morir” en la
Península Ibérica llegando en ocasiones sus “restos” hasta las costas
mediterráneas pero sin que yo recuerde que hayan vuelto a regenerarse allí.
Si
bien la predicción de los “medicanes” por los modelos numéricos presenta aún
dificultades por su tamaño y por su compleja dinámica interna, los nuevos
modelos detectan en general con suficiente antelación la posible formación de
estas estructuras sobre las cuales hay que ejercer luego una vigilancia
continuada. A este respecto en varias
ocasiones se ha sugerido la creación en Europa de alguna entidad meteorológica
internacional responsable del seguimiento y vigilancia de estas situaciones que,
sin tener una gravedad extrema, si pueden crear en algunas ocasiones problemas
a la navegación marítima o a las poblaciones costeras tanto por vientos –que
pueden rondar los 100 km por hora como por lluvias intensas procendentes de sus
nubes tormentosas.
Un
tema de debate es hasta que punto el calentamiento global podría afectar a la
aparición y evolución de “medicanes”. Aunque es una cuestión abierta parece
que, así como el aumento de temperatura del mar podría hacerlos mas intensos,
las situaciones meteorológicas en cuyo seno se desarrollan podrían ser menos
frecuentes sobre el Mediterráneo y por tanto, al menos no habría un aumento de
los mismos. La investigación sigue abierta sobre estas interesantes estructuras
atmosféricas.
Algunas
referencias sobre “medicanes”
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