Ayer
se lanzó con éxito el tercer satélite Meteosat de segunda generación. Es una noticia magnífica ya que asegura la
continuidad del servicio de estos satélites hasta que esté disponible la
tercera generación, allá hacia el año 2017. Con esta ocasión quiero compartir
algunas experiencias y recuerdos de lo que ha sido vivir con el Meteosat “al
lado” desde el año 1977, año en el que se lanzó el primero de ellos y cuando yo
también empecé a trabajar en predicción. Pero al mismo tiempo quiero llamar la atención sobre la necesaria evolución de esta
inigualable herramienta de observación.
Hasta
esa fecha, 1977-78, en el Instituto Nacional de Meteorología se trabajaba solo con algunas imágenes recibidas de los
satélites polares norteamericanos de la serie TIROS-ESSA. La calidad era bastante deficiente y se
utilizaban muy poco de forma operativa. Al principio las imágenes del primer
Meteosat también dejaban bastante que desear pero mas que nada por las deficiencias
del equipo de reproducción de que se disponía. Cuando se cambió, la calidad
mejoró bastante, los predictores se interesaron mas y en seguida nos pusimos a
organizar cursillos para intentar sacar “jugo” a esas imágenes en las que descubríamos tantas
cosas nuevas y que con frecuencia no sabíamos interpretar. Poco a poco Meteosat
se fue haciendo insustituible y sobre todo en situaciones complicadas,
esperábamos con avidez la nueva imagen que aparecía por la impresora cada media
hora.
Fuera
del Instituto la sociedad española comenzó
a saber del Meteosat a través de las imágenes que Mariano Medina y otros
“hombres y mujeres del tiempo” mostraban en las informaciones meteorológicas de
la tele. En aquellos tiempos esas imágenes sólo estaban disponibles en el
Instituto y además en formato papel con lo cual había que llevárselas a
televisión “en mano”. Recuerdo –y
recuerda también Ana de Roque en su capítulo de “El libro del tiempo” realizado
por el actual equipo de El Tiempo de TVE- cuando ella o Marta García llegaban
al Instituto en plena madrugada- para recoger la última imagen recibida junto
con algunas otras informaciones.
Cada vez utilizábamos mas y mejor Meteosat y se
iban lanzando los distintos satélites de la primera generación. Al tiempo se
empezaba a preparar la segunda. Recuerdo que, ya en 1983, asistí en Aviñón a
una primera reunión con la ESA con el fin de estudiar los requisitos de los
usuarios para la segunda generación de Meteosat que se lanzaría en el 2002!! Lo
que esta generación iba a aportar eran
unas imágenes con mucha mas resolución en diversos canales y con un intervalo
temporal de quince minutos en vez de la media hora de la primera generación.
Cuando en el 2004 el primer satélite de esta
segunda generación estuvo operativo, todas estas mejoras permitían obtener ya
muchos otros productos de interés meteorológico -mas allá de las imágenes- para
otras actividades tales como la vigilancia meteorológica, la predicción
inmediata o los análisis de viento para su utilización en los modelos
numéricos. Ello llevó a la constitución de una serie de centros para la
obtención y distribución de estos productos en distintos Servicios
Meteorológicos europeos que se denominaron SAF (Satellite Applications
Facility) Así a nuestro INM se le asignó el SAF de Nowcasting (Prediccion
Inmediata) en el que desde entonces se ha realizado un estupendo trabajo con
amplia proyección internacional y de gran utilidad operativa.
Ya
desde hace algunos años se trabaja en el diseño de la tercera
generación de Meteosat. Van a ser satélites muy distintos incluso en su
apariencia física. Aparte de ofrecer una mejor resolución espacial y temporal
en sus imágenes y de realizar observaciones continuas de distintos gases atmosféricos, van a tener también la capacidad de llevar a cabo sondeos
verticales de la atmósfera con un nivel de detalle espacial y temporal que
nunca podría conseguirse con los radiosondeos clásicos. Este punto es de
importancia vital para el funcionamiento adecuado de los nuevos modelos de
predicción que se están desarrollando con resoluciones de un kilómetro y que
son los que nos permitirán abordar con mucha mas exactitud la predicción de
fenómenos atmosféricos muchas veces de pequeñas dimensiones pero de gran
severidad o adversidad. Creo que es importante subrayar este punto para tomar
conciencia de que la nueva generación, mas allá del alto valor de sus imágenes,
es de todo punto crucial si queremos, no sólo avanzar, sino no retroceder en
las técnicas de predicción del tiempo ante la reducción progresiva de las redes
convencionales de observación .
Escribo
esto cuando en la comunidad meteorológica europea existe una cierta
preocupación por el sostenimiento y evolución del sistema Meteosat debido a la
profunda crisis económica. Creo que antes de aplicar recortes en el
sistema de satélites podrían diseñarse
sinergias y reestructuraciones en la meteorología europea que permitieran
abaratar algunos costes y servicios pero que deberán salvar siempre, siempre, a
la familia Meteosat.
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