Tras la profunda entrada fría del pasado fin de semana, que puede considerarse como un primer aviso de la cercanía del otoño, el próximo podría ser el escenario de un importante temporal de lluvias en la mayor parte de las regiones españolas, algo que sería recibido con verdadera alegría y gran alivio dada la grave situación de sequía en que se encuentran amplias zonas de nuestra geografía.
La causante de ese temporal sería una dana que entre el sábado y el domingo se situaría al oeste/suroeste de la Península, de modo que su zona delantera -la productora de lluvias y tormentas- afectaría a gran parte de la Península. Sin embargo, si la ubicación de esa dana fuera unos grados más hacia el oeste, lo que podría ocurrir es que una nueva masa de aire muy cálido de procedencia africana se extendiera sobre la Península originando otro episodio de altas temperaturas.
De nuevo volvemos a encontrarnos con uno de los problemas más importantes de predicción en la Península Ibérica: la determinación de cuál será la ubicación definitiva de la dana recién formada y su trayectoria en los días siguientes. Ello depende generalmente de las características del máximo de viento en altura que la circunda por su parte trasera durante los momentos previos a su formación. Pequeñas diferencias en la velocidad o en la dirección de ese máximo puede conducirla a distintas ubicaciones dando lugar a un cambio radical en las predicciones emitidas.
Si bien los modelos dinámicos han mejorado de forma extraordinaria en muchos aspectos, es muy difícil que puedan simular adecuadamente las características concretas de ese máximo de viento, sobre todo desde varios días antes. Ahí entra en juego el sistema de predicción por conjuntos que nos indica la mayor o menor probabilidad de ocurrencia de los escenarios que pueden presentarse. Ello nos da una información valiosa de tipo probabilista muy útil para muchas aplicaciones pero que no despeja hasta muy pocos días antes la duda de si se va a producir o no el ansiado temporal de lluvias.
En este contexto me pregunto si la Inteligencia Artificial (IA) podrá ofrecer en un futuro muy próximo una predicción más certera que la que ofrecen los modelos numéricos para el mismo plazo de predicción. ¿Serán capaces sus algoritmos de detectar patrones o relaciones complejas que se repiten o se asemejan y que conduzcan a una evolución u otra? Si logran mejorar los resultados que nos ofrecen actualmente los modelos dinámicos se habrá dado un paso de gigante en la mejora de uno de los mayores problemas de predicción en nuestra área geográfica.