Estoy leyendo estos días el plan “España 2050” que presentó el Gobierno la semana pasada y muy en especial elcapítulo dedicado al denominado “Cuarto Desafío” que lleva por título “Convertirnos en una sociedad neutra en carbono, sostenible y resiliente al cambio climático”. A partir de un interesante análisis de la evolución en España durante las últimas décadas y de una, a mi juicio, bastante acertada diagnosis de la situación actual, se pasa revista a las posibles evoluciones climáticas futuras y a partir de ellas se establece la necesidad de llevar a cabo cuatro grandes transformaciones reflejadas en una serie de objetivos para, como dice el propio texto, “hacer frente a la emergencia climática”.
Mi opinión es que se trata de un interesante estudio cooperativo y marca un camino que sería importante recorrer. En cualquier caso sí quisiera referirme a algo que echo de menos entre todos esos objetivos: la potenciación en España de las investigaciones relacionadas con los cambios inducidos por el cambio climático en las circulaciones atmosféricas de nuestro entorno geográfico.
Me explico un poco más: el punto de partida para el establecimiento de los objetivos que se señalan en este plan son básicamente las conclusiones del Quinto Informe del IPCC y también del excelente estudio publicado en 2017 por la Agencia Estatal de Meteorología bajo el título “Guía de escenarios regionalizados del cambio climático sobre España a partir de los resultados del IPCC-AR V”. De sus conclusiones se desprende la práctica certeza sobre el aumento gradual de las temperaturas en España pero surgen bastantes más dudas sobre el comportamiento de las precipitaciones, dudas basadas en buena medida sobre el distinto comportamiento de las técnicas de regionalización utilizadas.
La raíz física de estos cambios son y van a seguir siendo las variaciones que la circulación general atmosférica experimente sobre nuestra zona geográfica. Esos cambios están regidos en gran medida por los comportamientos de los chorros polar y subtropical y también por el de las circulaciones de carácter ciclónico en las zonas subtropicales. Y, así como todo ello no parece que deba influir mucho en la clara tendencia al aumento de las temperaturas, sí podría hacerlo en lo que respecta al comportamiento de las precipitaciones, tanto en cantidad como en su forma.
La evolución del clima en España estará regida en gran medida por la evolución de los chorros polar y subtropical. Es por tanto muy importante profundizar en el impacto que sobre ellos producirá el calentamiento global.
Por lo que se refiere a la evolución del chorro polar existen bastantes estudios que, si en un principio apuntaban hacia la lenta disminución de su velocidad y por tanto al predominio de ondulaciones más marcadas –y por tanto posible mayor formación de danas-, estudios posteriores están discutiendo y revisando aquellos primeros resultados. En todo caso, se trata de un comportamiento de gran interés para España ya que de ello dependería la mayor o menor afectación por parte de las borrascas ligadas a ese chorro o bien el número de danas que pudieran generase, si bien no sabemos si ello ocurriría en unas ubicaciones distintas a las actuales y, por tanto, no quedaríamos directamente afectados por ellas. Y otra cuestión relacionada es si esas danas, unidas a un mayor calentamiento del océano, podrían dar lugar a la aparición de mas estructuras de carácter subtropical en su seno.
Si nos referimos ahora en la posible evolución del chorro o chorro subtropicales, los estudios son más escasos y las incertidumbres mayores. Y lo mismo puede decirse sobre el comportamiento de las estructuras subtropicales en el contexto de una expansión hacia el norte de la atmósfera subtropical o, más en concreto de la denominada "célula de Hadley". Ese comportamiento sería también vital para conocer hasta que punto podrían afectar en un sentido u otro a las posibles precipitaciones en la Península y desde luego en Canarias.
De acuerdo con estos planteamientos, y como he sugerido en repetidas ocasiones, creo que sería importante –aunque el Plan España 2050 no lo recoja específicamente- que, junto con la profundización en los trabajos de regionalización, se estableciera -y dotara- conjuntamente por los Ministerios de Ciencia e Innovación y de Transición Ecológica un plan de investigación que profundizara en estas causas “raíces” de la evolución del cambio climático en nuestro entorno así como en la realización de estudios de atribución que clarificasen los posibles impactos del calentamiento en algunos de nuestros fenómenos atmosféricos más significativos.
Este plan debería involucrar de forma cooperativa al menos a los grupos y departamentos universitarios interesados en estas cuestiones y a la Agencia Estatal de Meteorología. Y, por supuesto, estaría perfectamente coordinado e integrado con el resto de líneas de investigación que ya se están llevando a cabo en España a este respecto. Sus resultados serían de gran importancia para la planificación de muchas actuaciones a medio y largo plazo en España y, por otra parte, permitiría establecer un “relato” más comprensible para el público sobre el modo de actuar del calentamiento global, dado que se referiría a la evolución de elementos atmosféricos bastante más conocidos tras tantos años de informaciones meteorológicas en los medios de comunicación.