Entiendo perfectamente la frustración que han experimentado muchos profesionales, comunicadores y aficionados cuando, de un día para otro, la dana o borrasca fría que nos afecta no ha hecho caso a los que los modelos esperaban de ella dando al traste con muchas predicciones y avisos y teniendo que aceptar algunas críticas o comentarios no del todo agradables. Lo comprendo porque lidié con ello durante más de treinta años en el INM/AEMET bien como predictor, responsable de predicción o portavoz. Cuantas noches casi sin dormir pensando si por la mañana la predicción habría salido bien...o todo lo contrario. O cuantos sobresaltos cuando llovía desaforadamente donde no debería haber llovido. Y no digamos cuando tras un fallo había que explicar a los medios lo que había pasado sin entrar en muchos tecnicismos.
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Imagen Meteosat de hoy 10 de septiembre a las 17 horas locales. De ayer a hoy, la dana se ha desestructurado mucho perdiendo actividad. Posiblemente esa desestructuración ha sido provocada por el empuje de la dorsal al oeste con un calentamiento a niveles medios. |
Las danas siempre han sido el principal problema de predicción en España. A su dificultad intrínseca de predecir adecuadamente sus movimientos, se une la existencia a nuestro lado del gran depósito energético que es el Mediterráneo, siempre con el riesgo de que ese depósito puede inflamarse o no, dependiendo de alguno de esos pequeños movimientos. Cuando sólo se trabajaba con los métodos sinópticos, todavía sin modelos, la única regla básica era la conducción de la "gota fría" en la dirección del viento más fuerte que la rodeaba. Después, la llegada de los primeros modelos encendíó la esperanza de que, al fin, se iban a poder manejar mejor... pero se seguían produciendo grandes errores. Pensábamos que con los aumentos de resolución, nuevas físicas, nuevas parametrizaciones.... Y sí, se ha avanzado muchísimo sobre todo en la determinación de los campos de precipitación...pero de vez en cuando, vuelven los disgustos.
¿Cuál es el problema de fondo? Solemos decir que las danas tienen un comportamiento errático, pero en el fondo no es así. El problema es que su movimiento depende de factores tan sutiles que, con frecuencia, no los observamos o manejamos adecuadamente. Igual que una bola de billar puesta en un suelo aparentemente plano puede derivar en un sentido u otro dependiendo de casi imperceptibles irregularidades de ese suelo o incluso de una débil corriente de aire, así una dana puede moverse o reorientarse bien por cualquier singularidad dinámica de su propia rotación o por su interacción con cualquier pequeña corriente de niveles medios que a veces no es bien recogida en los análisis de partida, aunque cualitativamente sí puede detectarse a veces en las imágenes de vapor de agua.
Pero ¿es tan crítico que se mueva un poco o se reoriente aunque siga estando en la misma zona? Lo es. Recordemos que las danas tienen asociadas dos zonas de precipitación. Una es "interior", la llamada convección del núcleo frío con tormentas fuertes pero en general dispersas y sin grandes cantidades de precipitación. La más significativa es la de su zona delantera, en concreto en lo que llamamos la "zona de salida" donde las isohipsas divergen, o más bien se hacen difluentes. En esa zona se origina una especie de aspiración del aire de capas bajas que ayuda a crecer las nubes. Así se crea una convergencia, una llegada de aire de otras zonas que viene como a llenar el vacío que deja el aire que sube. Si el aire que es "aspirado" es cálido y húmedo se pueden formar cumulonimbos que incrementan la convergencia de capas bajas. De este modo, puede llegar a formarse una pequeña borrasca de superficie que, de alguna manera, ayuda a mantener la alimentación de las nubes tormentosas o de un sistema convectivo si ya se ha llegado a formar.
Pero, ¿qué ocurre si esa zona superior de difluencia no se forma sobre ese aire cálido y húmedo, es decir en nuestro caso sobre el Mediterráneo? . Pues que todo resulta menos enérgico y mucho más desorganizado, y además no llega a formarse una baja en superficie que alimente a esa zona de ascendencias con un buen flujo de levante. No se pone en marcha el temporal de lluvias. Y también puede pasar otra cosa; que esa zona difluente de capas altas lo sea muy poco, o no lo sea, por una reestructuración de la circulación de mayor escala. En ese caso, aún estando esa zona delantera de la dana bien situada, el "motor" tampoco se pone en marcha.
El resumen de todo lo dicho es que, sí la dinámica interna de la dana, o su interacción con alguna débil corriente, o su estrechamiento por el avance de la dorsal que suele existir al oeste de ella, hace que esa zona delantera de difluencia no se coloque sobre el lugar adecuado, o sea muy poco difluente, las precipitaciones no se producirán o serán muy débiles digan lo que digan los modelos.
¿Y qué podemos hacer para que los modelos digan lo que la dana va a hacer en realidad? Aquí dejaría la palabra a los expertos en modelización pero algunas ideas puedo esbozar. La primera es que necesitamos el mejor análisis de partida posible refrescado al menos cuatro veces al día para correr modelos regionales, no globales, con esa frecuencia o mayor. Es fundamental sobre todo tener buenas y continuadas observaciones de viento y eso es con frecuencia un problema dadas las zonas donde las danas se suelen situar. ¿Nos ayudará el nuevo satélite "Aeolus" cuando llegue a estar plenamente operativo?
Un segundo planteamiento, como siempre, es trabajar con modelos probabilistas, pero no tanto globales -donde nuestras danas y sus "pequeñas" oscilaciones son casi una pequeña gota en un océano, sino regionales o mesoescalares y en ellos trabaja AEMET. Pero, aunque hoy por hoy haya que trabajar con modelos globales, creo que hay que utilizar la predicción probabilista disponible e incluirla en las predicciones. Y contar, y divulgar al público todo lo que se pueda sobre las características de estas situaciones y sus incertidumbres.
Finalmente, no fiarse mucho de estas situaciones, vigilar las distintas salidas de los modelos y mantener con el publico una comunicación continuada actualizada. Y hagámoslo ahora porque debilitada o no, la dana o su reconversión, todavía sigue con nosotros...y puede darnos alguna sorpresa más.