Hoy,
día de San Andrés, hay nieve bajo “algunos pies”. En
días pasados la fuerte entrada de “nortes” asociada a una profunda borrasca
mediterránea dio lugar a nevadas principalmente en montañas y tierras altas del
nordeste peninsular. Y hoy mismo, un débil embolsamiento frío en niveles medios
de la atmósfera que atraviesa rápidamente el oeste y el sur peninsular, tiñe ligeramente de blanco
algunas zonas occidentales de Gredos y Sierra Morena en una evolución perfectamente
prevista por los modelos desde hace varios días.
También
hoy finaliza el otoño climatológico si bien al astronómico aún le quedan unos
cuantos días. Es por tanto tiempo de balances al menos provisionales. La lluvia
ha remediado en buena medida la sequía que arrastrábamos desde hace bastante
tiempo y según AEMET la precipitación media en España estaba al finalizar la
tercera semana de octubre en algo más del 50 por ciento por encima de sus valores
normales. Sólo algunas zonas del norte quedan algo por debajo mientras que en otras del sur y de Canarias se ha llegado incluso a alcanzar el 300 por
ciento de los valores normales. En buena medida ha sido la acción de los “ríos
atmosféricos” a los que ya me he
referido en alguna ocasión , la causa del gran aporte de humedad tropical y
subtropical y por tanto de las copiosas lluvias registradas en muchas zonas de España.
También
han sido esas profundas “entradas” de aire cálido y húmedo las que han
propiciado un otoño de temperaturas suaves. Según AEMET la temperatura media de
septiembre estuvo 0,65º por encima de la
media mientras que la anomalía de octubre fue muy parecida: 0,70º. A falta de conocer el dato oficial de
noviembre -pero habiendo “sentido” el mes- da la impresión de que la anomalía
global del otoño quedará en torno a estos valores, es decir un otoño suave,
ligeramente cálido.
Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) suele emitir en estas fechas un balance de los nueve primeros meses del año. De acuerdo con el informe que se acaba de
publicar, de enero a octubre de 2012, se dio el noveno período más cálido
comprendido en esos meses desde que se iniciaran los registros en 1850. Las
temperaturas mundiales de la superficie del océano y de la tierra durante ese
período fueron superiores en torno a unos 0,45 °C a la media de 14,2 °C correspondiente al
período 1961-1990. El informe añade que el año empezó con un episodio de La
Niña entre débil y moderado y suele ocurrir que la presencia de ese fenómeno al
comienzo de un año trae aparejada una disminución de las temperaturas
mundiales tal como ha ocurrido también este año. Tras terminarse el episodio
de La Niña en abril, las temperaturas oceánicas y terrestres mundiales
fueron aumentando mes a mes cada vez más, de modo que la media correspondiente
al semestre de mayo a octubre de 2012 se situó entre las cuatro más cálidas
registradas para ese período.
En
España las cosas han ocurrido de forma parecida. Febrero fue un mes
extraordinariamente frío con una tremenda anomalía de 2,5º por debajo del valor
normal. Sin embargo, coincidiendo también con la finalización de “La Niña”, las
temperaturas subieron mucho de forma que mayo presentó una gran anomalía
positiva, nada menos que 2,7º y junio no se quedó atrás con 2,6º. En los meses
siguientes han seguido predominando las anomalías cálidas aunque menos
extremadas que en los meses citados de modo que podría calcularse, con los datos ya conocidos, que nuestra "anomalía", contando desde enero a octubre sería de unos 0,8º, es decir mas alta que la media mundial si bien al estar considerando periodos de referencia distintos (1961-90 en el caso de la OMM y 1971-2000 en el caso de AEMET) la comparación se hace dificultosa. Sigue en cualquier caso la tendencia a mantenerse las anomalías cálidas.
También
el documento de la OMM hace referencia a la extraordinaria disminución del hielo ártico durante el pasado verano y al tema de la fusión de los hielos polares vuelve a referirse un artículo recientemente publicado en Science y
difundido tanto por ESA como por NASA en el que se afirma ya con una gran
fiabilidad como se está produciendo una pérdida neta de masa de hielo en la
Antártida y Groenlandia y como ello está contribuyendo significativamente al
aumento del nivel medio de los océanos. Las señales del planeta por lo tanto continúan
para aquellos que quieran prestar atención.
Ahora
ya empezamos el invierno pendientes de la repercusión que pueda tener el
extraordinario debiltamiento del hielo ártico durante el verano y la
consiguiente absorción de energía solar por el océano abierto. ¿Se perturbará
la circulación del chorro polar como en el pasado invierno y tendremos sobre
Europa fuertes coladas de aire gélido? ¿Será todo ello modulado de otra forma
por la ausencia de “La Niña”? En cualquier caso, de una forma u otra, que el
invierno nos sea propicio.